Nos inspiran

Cuidar la ilusión de los más pequeños, especialmente de quienes viven en situación de especial vulnerabilidad, es el objetivo que se fijaron un grupo de amigos que apoyaban habitualmente a las organizaciones que trabajan en la Cañada Real de Madrid. Con ese espíritu navideño surgió, hace ya diez años, la iniciativa “Ningún niño sin Reyes Magos”, que pretende cuidar de los más pequeños y apoyar con bienes de primera necesidad y material escolar a las familias de estos niños y niñas. Miles de personas, a nivel individual o a través de iniciativas promovidas por empresas como Johnson & Johnson entre sus empleados, se han unido estas Navidades para colaborar y asegurar una sonrisa y mucha ilusión la mañana del 6 de enero sumándose a esta campaña y ejerciendo de alguna manera de Melchor, Gaspar y Baltasar.
René Merino lleva dibujando, prácticamente, desde que fue capaz de coger un lápiz con sus manos. Estudió Historia del Arte y en 2013 empezó a publicar a través de sus redes sociales ilustraciones donde compartía con grandes dosis de humor e ironía situaciones cotidianas con las que muchas personas se sentían identificadas, pero también miedos, anhelos y vivencias difíciles. Ha publicado varios libros en los que ha abordado, entre otras cuestiones, experiencias personales relacionadas con el cuidado de la salud mental y la paternidad. En 2022 comenzó una colaboración con Cuidopía donde dio vida en forma de viñetas a diferentes temas vinculados con el cuidado. Estas 12 historias ilustran ahora el nuevo Calendario Cuidopía 2024 que puede descargarse gratis aquí.
“Ana, es que no sabemos cómo ayudarte. Estamos asustadísimos porque no sabemos cómo ayudarte”. Ana Ribera volvía una noche del cine con su hermana y empezó a temblar agarrada al volante de su coche. Su hermana y su familia no sabían qué le estaba pasando ni cómo afrontarlo. No era tristeza, no era cansancio, tampoco estrés por el trabajo o una mala racha. Ana estaba viviendo una depresión. Recibir un diagnóstico, poner en palabras lo que estaba viviendo y contarlo sirvió para que las personas de su entorno más cercano pudiesen también empezar a conocer cómo podían cuidarla y apoyarla en su proceso de recuperación.
“Muchas veces tienes que hacer cosas que son de rutina, como ir al banco, y vas corriendo. En este año me ha cambiado la vida”. La madre de Ana María vive con ella desde hace 8 años, pero fue hace uno cuando empezó a notar que algo no iba bien. Su madre cambiaba cosas de sitio en casa cuando se quedaba sola y después no recordaba que había sido ella, se enfadaba más y empezó a mostrarse desorientada. Ana Mª no quería dejarla sola en casa por las mañanas, pero con su trabajo como profesora y sus hijos estudiando, la logística de cuidados se complicaba. Finalmente solicitaron un programa de respiro familiar y su madre acude de lunes a viernes a un centro de día por las mañanas. Muchas familias como la suya, que cuidan de un familiar dependiente o con discapacidad, necesitan el apoyo y la ayuda de los programas de respiro familiar para conciliar su vida laboral, disponer de tiempo de descanso o para hacer vida social, asegurando los cuidados de su familiar.