María Martinón

“La fortaleza del ser humano es contar con un grupo que te va a cuidar” María Martinón - Torres

María Martinón -Torres, médica, paleoantropóloga y Directora del Centro Nacional de Investigación sobre Evolución Humana (CENIEH), conversó en el VII Foro Premios Afectivo Efectivo de Janssen acerca del origen de los cuidados en el Homo sapiens y cómo “la fortaleza de nuestra especie reside en socializar y estar bien arropado”. La capacidad que tenemos los seres humanos para cooperar, socializar y cuidar de los demás ha garantizado la supervivencia y evolución de la raza humana, tal y como confirman numerosos hallazgos prehistóricos.

El Homo sapiens es un ser cuidador por naturaleza desde su origen, y en esta característica reside precisamente el éxito de su evolución como especie. La importancia de convivir en sociedad, arropado por el grupo, ha sido clave para la fortaleza y evolución de los seres humanos con el paso del tiempo, siempre cambiante. En este sentido, la plasticidad, resiliencia y capacidad para adaptarnos al entorno se debe en gran medida a que somos seres sociales, que se relacionan, se protegen mutuamente y transmiten su experiencia y conocimiento. Todo ello lo respaldan varios hallazgos arqueológicos, testigos de que contamos de manera innata con el instinto de cuidar a los demás, garantizando así la supervivencia incluso de quienes deben hacer frente a dificultades y dolencias que en otras especies habrían impedido salir adelante.

Así lo aseguró María Martinón -Torres, médica, paleoantropóloga y Directora del Centro Nacional de Investigación sobre Evolución Humana (CENIEH), en su participación en el VII Foro Premios Afectivo Efectivo, donde mantuvo una conversación sobre el binomio Pasado – Futuro con Ángel Gil, Director de la Cátedra de Innovación y Gestión Sanitaria de la Universidad Rey Juan Carlos y representante de Cátedras en Red.

María Martinón Torres y Ángel GilMaría Martinón Torres y Ángel Gil. Foto: Foro Premios Afectivo Efectivo de Janssen.

En esta charla, bajo el título ‘Seremos como fuimos’, Martinón -Torres afirmó que “somos la única especie humana que existe porque nuestra singularidad y fortaleza principal es precisamente la social”. En este sentido, “ahora, para tener éxito hablamos de estar bien rodeado, arropado, contar con la fortaleza de ese grupo que te va a cuidar”, en palabras de la paleoantropóloga. “Nuestro éxito radica en la capacidad que tenemos para cooperar y para descansarnos en los demás, en cuidar de los nuestros”, explica la Directora del CENIEH, añadiendo que “ese signo de tener en nuestro grupo personas que son menos fuertes da muchísima riqueza, diversidad y plasticidad para adaptarse a un mundo que cambia continuamente”. Así pues, no cabe duda de que remontándonos a nuestro origen como especie, siempre ha estado presente en la humanidad el aspecto solidario de cuidar y curar a los demás, un instinto inherente al ser humano por naturaleza.

“Nuestro éxito radica en la capacidad que tenemos para cooperar y para descansarnos en los demás, en cuidar de los nuestros” María Martinón- Torres. Médica, paleoantropóloga y Directora del CENIEH.

Bioarqueología del cuidado, los hallazgos demuestran la fortaleza de grupo

cráneo de Benjamina hallado en la Sima de los HuesosFoto: Twitter del Museo de la Evolución Humana.

Un individuo que no pertenece al grupo tenía una vida de poco recorrido”, aseguró la Dra. en el Foro. Así pues, la antropología ha confirmado mediante descubrimientos arqueológicos que la cualidad de cuidar se da desde hace miles de años.

Una anécdota sobre la antropóloga estadounidense Margaret Mead cuenta que un alumno le preguntó cuál consideraba el primer signo de civilización y la respuesta de Mead fue el hallazgo de un fémur fracturado y sanado, pues era la muestra de que alguien había cuidado de esa persona mientras fue vulnerable. Mientras que en el reino animal una pierna rota supondría con mucha probabilidad la muerte por la incapacidad de huir del peligro o buscar sustento, los humanos cuidamos los unos de los otros para fomentar la fortaleza de grupo.

Otro ejemplo citado por Martinón durante su participación en el Foro fue el caso de Benjamina, un hallazgo en la Sima de los Huesos de Atapuerca. Benjamina fue una niña que falleció a los 9 o 10 años y padecía una malformación craneal, creaneosinotosis, lo que indicaría que sufría también alguna discapacidad, pues su cerebro no pudo desarrollarse plenamente. En este sentido, que Benjamina sobreviviese hasta los 10 años demuestra que fue cuidada por los suyos. “Era una niña diferente, pero fue aceptada en el grupo. El grupo hace que, aunque tú individualmente pudieras tener una debilidad, salgas adelante”, insiste María Martinón.

Cuando estudias el registro fósil hay momentos significativos en los que empiezas a encontrar casos de patologías, a veces de fracturas o infecciones que podemos considerar que son severas y que, como tal, probablemente afectaban a la supervivencia de ese individuo, a pesar de lo cual sobrevivieron”, añade la Directora del CENIEH. Empezamos ahí, considera Martinón, a ver una ratificación de que la cooperación y la empatía son clave a la hora de imaginar cómo se siente el otro para poder cuidarle en consecuencia.

Vídeo Binomio Pasado y Futuro

La bioarqueología del cuidado es la metodología que estudia este tipo de hallazgos arqueológicos. De ellos habla Roberto Sáez en su libro “Evolución Humana: Prehistoria y origen de la compasión”. En esta obra, cuenta el caso del Chico de Turkana, un Homo ergaster que vivió hace 1,6 millones de años con problemas en una vértebra lumbar que le provocaba dolores y restringía su movilidad, por lo que necesitó cuidados para su supervivencia. También cita Roberto Sáez a un individuo femenino de Homo ergaster cuyos huesos mostraban signos de envenenamiento por exceso de vitamina A, lo que derivó en dolencias severas. Sin embargo, alguien se ocupó de ella. “Sola, incapaz de moverse, delirando, con dolor, no habría durado dos días en la selva africana, mucho menos que el tiempo que su esqueleto nos dice que vivió. Alguien le trajo agua y probablemente comida. (…) Alguien más la protegió de hienas, leones y chacales que merodeaban para obtener un sabroso bocado del que no podía huir”, apunta Sáez en su libro.

Y así una larga lista de casos que demuestran a los paleoantropólogos que los cuidados han estado presentes desde el origen de la humanidad, asegurando la evolución de las especies. En definitiva, subraya Roberto Sáez que “los humanos acondicionan la vida del grupo para mantener integrado al más débil, tal como hicieron con Benjamina los de Atapuerca”.

El cuidado de los abuelos y la transmisión del conocimiento

María Martinón-Torres defendió en su charla la importancia de las personas mayores, pues la selección natural ha visto motivos para prolongar esa etapa vital. Y es que tienen “mucho que aportar al grupo, es fundamental para la supervivencia de las crías”. En definitiva, el apoyo de los abuelos y abuelas es clave para el éxito y mantenencia de la población actual.

Un estudio de investigadores de la Universidad de Harvard publicado en la revista científica PNAS (Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America) expuso la importancia de los ‘abuelos activos’ para favorecer la esperanza de vida y la importancia de que las personas mantengan un buen estado físico incluso cuando ya ha finalizado su periodo reproductivo. Así lo indicó también Martinón en el Foro Premios Afectivo Efectivo: “Evolutivamente se apostó por una parte de la población que sigue siendo fundamental para que nos perpetuemos”, explica al tiempo que menciona la relevancia de esa generación para la transmisión de conocimiento. “Hoy en día sabemos la riqueza que supone ese solapamiento generacional tan importante para la transmisión de conocimiento. En esa tercera edad tenemos el éxito de una especie como la nuestra, el éxito de nuestra especie es contar con abuelos y con abuelas que han sido fundamentales en la mantenencia de la población actual”, añade.

Abuelo con nieto y bicicleta

 

Por ello, el proceso de cuidar encuentra aquí una reciprocidad fundamental. Cuidarnos unos a otros, de mayores a pequeños y viceversa, contribuye al enriquecimiento de la sociedad. Además, el cuidado de los abuelos a los nietos juega un importante papel para la conciliación de la vida familiar y laboral. Precisamente, según un estudio elaborado por la Fundación Edad&Vida, el 27% de los abuelos cuida a sus nietos durante más de 10 horas semanales, mientras que un 16% lo hace entre 5 y 10 horas. En definitiva, subraya Martinón que “en la tercera edad recae el éxito de nuestra especie y generación”.

“El éxito de nuestra especie es contar con abuelos y con abuelas que han sido fundamentales en la mantenencia de la población actual” María Martinón. Médica, paleoantropóloga y Directora del CENIEH.

La conversación íntegra entre María Martinón-Torres y Ángel Gil en la VII edición del Foro Premios Afectivo Efectivo está disponible en el siguiente vídeo, con interesantes reflexiones sobre la naturaleza cuidadora del ser humano.

Vídeo

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